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Autoconocimiento Emocional

El Ojo de Ra

noviembre 22, 2022
ojo de ra

Es muy probable que las personas cuando miran el dibujo de un ojo, lo asocien inmediatamente con el antiguo Egipto. El símbolo del ojo, representaría a ese ojo que todo lo ve; y podría estar representado por el Ojo de Horus y/o el Ojo de Ra.

Significado del Ojo de Ra

El Ojo de Ra es un ente que pertenece a la Mitología egipcia antigua y funciona como la contraparte del Dios sol Ra. La Diosa del sol Ra actúa como hermana, madre, esposa, e hija del Dios sol Ra. Es un ojo violento que va a defender al Dios Ra, de los ataques que pudiera recibir.

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Ojo de Ra

Es representada con frecuencia como una leona o por una cobra, como una suerte de protección y poder real. En los rituales se solían utilizar el símbolo de la Diosa Ra, debido a que tenía el poder de dar vida y proteger al faraón. Cuando la Diosa del Ojo de Ra perdía su control, los Dioses trataban de retornarla a la calma.

Diferencia entre el Ojo de Ra y el Ojo de Horus

El Ojo de Ra, tiene una connotación más oscura caracterizando la furia, la violencia y destrucción. Sin embargo, ese calor y furia que representa al sol ofrecen seguridad y protección.
El Ojo de Horus, está vinculado a la fuerza espiritual y curativa.

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Actúa con su fuerza espiritual y regenerativa, generando una suerte de protección ante cualquier daño que pudiéramos recibir. En definitiva, tiene una gran connotación positiva, con enormes poderes curativos.

El Ojo de Ra y las artes egipcias

El Ojo de Ra se lo puede encontrar simbolizado por el emblema de disco amarillo y rojo en las artes egipcias. Esto significa que está estrechamente vinculado con el calor y el fuego, de manera similar a los rayos solares producidos durante el amanecer. Por otro lado, hay una parte relacionada con el poder de destrucción, que serían las altas temperaturas generadas por el sol.

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El Ojo de Ra y los poderes

El Ojo de Ra, puede ser usado como una suerte de amuleto, y sirve para mantener a raya cualquier tipo de energía negativa y generar la armonía.
A través de la historia, el Ojo de Ra ha servido para poder vencer al enemigo, sin importar lo poderoso que podían haber sido. Hay que tener muy presente, que puede tener gran poder de destrucción, de ahí que los que lo invoquen tienen que tener mucho cuidado.

El Ojo Omnividente: Un enfoque simbólico

Párrafos extraídos de: Entre El Ver y Ser visto: El Simbolismo del Ojo, de Kattia Chinchilla Sánchez
Lo hemos dividido en 9 items para su mejor comprensión:

  • En la representación plástica del ojo omnividente (ojo humano rodeado de rayos luminosos) la asociación solar es obvia. Hallado en múltiples culturas, siempre fue símbolo del vigilante y protector poder del ser supremo, especialmente cuando es considerado como ente solar y uránico. Por evidentes razones, el nexo simbólico entre el astro rey y el ojo acontece a partir del aspecto exterior de ambos: una esfera que emana rayos.
  • En el caso específico del globo ocular, éste es de forma ovoide y las cejas se visualizan como rayos, más la mirada en sí se constituye también en una especie de rayo, el cual es capaz de emitir un «poder» imperceptible, o sea, sin la manifestación física aparente, un poder que concentraría cierta cantidad de energía, que ejercerá alguna reacción con el objeto observado, en especial si se trata de una persona. Rayo y mirada se homologan simbólicamente.
  • Sábese que el sol es una epifanía uránica: ojo del dios supremo; por ejemplo, una simple mirada a la hora del crepúsculo puede acarrear la muerte. Cuando el sol llega al cénit se le llama corazón del mundo o el ojo del mundo. La luna también se asimila con un ojo: el izquierdo es la luna y el derecho el sol, lo cual corresponde a que el ojo izquierdo es el devenir y el derecho el pasado; así pues, el sol simboliza el intelecto y la luna la memoria.
  • Los textos galeses designan con frecuencia al sol con la metáfora de «ojo del día» y el nombre del ojo en irlandés (súl), que es el equivalente del nombre británico del sol, subraya el simbolismo solar del ojo.
  • Simbolismo del ojo: ahora bien, al analizar la relación biunívoca presente entre el observador y el observado se nos obliga a profundizar en el simbolismo del ojo, del cual deducimos lo siguiente: Capacidad de interioridad, amenaza y peligro, ojo divino u omnividente, posibilidad de aprehensión (mal de ojo).
  • Las metamorfosis de la mirada, no revela solamente al que mira, sino también al observado, al que es mirado. Es curioso observarse uno mismo frente a miradas extrañas. La mirada aparece como el símbolo y el instrumento de una revelación. Pero, más aún, es un reactivo y un revelador recíproco del que mira y del mirado. Ahora bien, el mirar, más con el propósito de abrir los ojos, es un rito de apertura del conocimiento, en definitiva, un rito de iniciación. En el ámbito indio, se abren los ojos hacia las estatuas sagradas con el fin de animarlas. Mirar, o simplemente ver, se identifica con saber, conocer y poseer. Desde esta perspectiva, los ojos siempre tienen el poder de seducir. No obstante, considerando, por ejemplo, la universalidad y antigüedad de las creencias del mal de ojo, el símbolo del poder del ojo no desaparecerá de la psique colectiva humana con facilidad.
  • En España y Francia reposan los testimonios rupestres -dibujos de algunos símbolos mágicos- usados alrededor del Mediterráneo como protección contra el poder de la mirada. Tanto Platón como los pitagóricos griegos describían la mirada como un proceso en el cual las emanaciones de los ojos circundan el objeto. Este entendimiento de la visión como principio activo, de iluminación cuasi espiritual, prevaleció en Europa a lo largo de la Edad Media. Esta proyección iluminada podría ser saludable o maliciosa, dependiendo del estado espiritual del espectador.
  • El mundo no se muestra a todos por igual, ya que un árbol, por ejemplo, puede ser contemplado desde distintos puntos de vista. Un pintor lo ve con ojos diferentes al del ingeniero forestal. Sin embargo, pese a su diversidad, cada una de esas visiones está justificada.
  • Ver y contemplar no son lo mismo: la visión se detiene en la superficie; la contemplación, en cambio ahonda.
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