Basta con leer algunos diarios o noticieros para poder observar, guerras, muertes, violaciones, abusos, robos, extorsiones, violencia, etc. ¿Hemos evolucionado realmente?
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El progreso tecnológico y el psicosocial
Si nos detenemos un poco a observar el mundo, veremos que existe un progreso de tipo técnico o tecnológico, en distintas áreas de las ciencias, ya sea en medicina, física, cibernética, biología, química, etc.
No podemos negar que en los campos científicos se ha progresado o evolucionado notablemente, sin embargo, en esto estoy de acuerdo de acuerdo con Jiddu Krishnamurti, cuando dice que no habido una evolución a nivel del hombre o ser humano (psicoemocional).
El sólo hecho de escuchar la radio, ver la televisión, o leer el periódico, nos sirve para darnos cuenta hacia donde va el mundo. Día tras día, percibimos que en el mundo entero se producen guerras, robos, asesinatos, violaciones, y otros que no van de la mano con el progreso tecnológico.
De esto podemos inferir, que el desarrollo o progreso en lo tecnológico no se produce en lo psicosocial.
El aspecto social, es la consecuencia de lo que sentimos, pensamos y actuamos.
La peligrosidad del pensamiento
Para entender la peligrosidad del pensamiento, la primera pregunta que me viene es ¿Cómo se origina una conducta? Lo primero que puedo responder es que para que haya una conducta o comportamiento, tiene que haber previamente una imagen o pensamiento conciente o inconciente. Esto nos va indicando que el pensamiento puede estar al servicio de lo tecnológico y también utilizarse con fines destructivos.
Ser concientes de la peligrosidad que conlleva el pensamiento al convertirlo en conducta, es fundamental.
El no estar concientes de los pensamientos, implica estar llevado por olas de ideas que nos conducen de un lugar al otro, pudiendo causar sufrimientos innecesarios a los demás y a nosotros mismos.
Adormecidos por nuestra mente
El ser humano vive muy apegado o identificado a su imaginación. Es arrastrado por la imaginación o pensamiento como una pequeña canoa en altamar.
Estamos tan metidos en los enredos mentales, que no alcanzamos a darnos cuenta de la peligrosidad que eso conlleva, en última instancia toda conducta o comportamiento que realicemos va a estar supeditada a algún pensamiento o imagen.
Con la identificación o creencia en los procesos mentales, no es posible la paz interior.
El pensamiento no es lo mismo que el pensar
El Dr. Maurice Nicoll, nos señala cierta diferencia esencial que él ya había descubierto en cierta literatura. Nicoll nos dice que “El pensamiento no es lo mismo que el pensar”. Para sostener esta proposición nos menciona que cualquier pensamiento que pasa por la mente busca atraernos, si lo logra, comenzamos a pensar en él, se produce su crecimiento en todas direcciones, creando un arbolito de pensamientos que dan frutos, y a su vez son semillas de otros pensamientos.
Un ejemplo válido sería; estoy charlando con una persona y me irrumpe en la cabeza que ese hombre es un embustero, si uno cree en ese pensamiento, y comienza a pensar en él, en ese mismo momento, por obra de la identificación o apego hacia la representación mental o pensamiento, transforma a ese individuo en un “embustero”, más allá de lo que realmente pudiera ser.
Estar atentos a los pensamientos
Estar alerta a nuestros pensamientos o mente, es algo así como entrar en un zoológico y permanecer muy atento en todo momento, para poder observar a todos los animales. Vamos a suponer, que puedo entrar a la jaula que quiera; para eso es muy necesario percibir con mucho cuidado en que jaula voy a entrar, no sea cosa que por descuido o falta de autoobservación entre en la jaula de los leones, creyendo que son gatitos inofensivos.
Estar profundamente atentos y concientes sobre lo que pensamos es primordial, para no dejarnos llevar por ciertas ideas o imágenes hacia caminos de donde después no podemos volver; siguiendo el ejemplo del zoológico, metiéndonos en jaulas muy peligrosas en las que podemos ser muy dañados.
Particularmente, me parece que el pensamiento tiene un lugar en nuestras vidas, pero también puede ocasionar muchísimo daño. Es fundamental discernir cuando un pensamiento es necesario y cuando es un veneno.