Cuando hablamos del pensamiento y la realidad, considero que es muy importante hacer una distinción entre la realidad mental o virtual y la realidad fáctica o de los hechos.
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Precursores principales del pensamiento y realidad
La realidad mental o virtual se caracteriza por estar formada por lo que pensamos, sentimos, fantaseamos, interpretamos, imaginamos, creemos, especulamos, etc. Sería todo nuestro contenido psíquico o mental.
La realidad fáctica se compone de hechos, por ejemplo, si en este momento está lloviendo, decir que el día es horrible, es sólo una interpretación de la realidad mental de alguien a quien no le gusta los días de lluvia.
Otra persona puede creer que es un día romántico y algún otro puede pensar que la lluvia le permite descansar mejor. Es evidente que existen tantas realidades mentales como personas, pero la realidad fáctica es únicamente LA LLUVIA.
Es difícil poder comprender la realidad mental de nuestro semejante, debido a que pensamos o sentimos inconcientemente que las cosas son solamente como las pensamos nosotros.
- Véase también: ¿Cuántos pensamientos tenemos al día?
¿Cómo comprender la realidad y el pensamiento?
La realidad mental es para mi criterio, como unos espejuelos o lentes que nos ponemos para observar la realidad fáctica. Lo que sucede, es que muchas veces nos olvidamos que tenemos esos espejuelos puestos y damos por sentado que la realidad fáctica es solamente como la vemos nosotros.
Esos espejuelos comienzan a formarse desde nuestra niñez, y tienen tanto poder sobre nosotros que creemos que son como parte de nuestro cuerpo.
Cuando empezamos a tomar conciencia que todos tenemos espejuelos puestos, se incrementa nuestro nivel de tolerancia, bajamos nuestra ansiedad de querer tener siempre la razón, podemos escuchar mejor y aprender mucho más de nuestros semejantes. De esa forma, la vida se convierte en un continuo aprendizaje.
También es fundamental, poder quitarnos nuestros espejuelos para percibir la realidad fáctica de manera más directa.
Sería muy beneficioso ponerse en contacto con la naturaleza (mar, montaña, campo, bosque, etc) porque nos renueva la energía vital y nos ayuda a soltar la realidad mental por un periodo limitado de tiempo.
Después de meditar o habernos puesto en contacto con la naturaleza volveremos a nuestra realidad mental, pero nos sentiremos más lúcidos y creativos.
No nos olvidemos que los hechos se producen en la realidad fáctica, pero cada individuo lo lleva a su propia realidad mental, diferenciándose de otros individuos.
Al poder percatarnos de la individualidad de cada ser humano, comenzará a surgir en nosotros un mayor respeto por las diferencias de opiniones y por ende más humildad.
3 ideas que nos ayudan a entender el pensamiento y la realidad
A continuación les voy a dejar 3 ideas que nos pueden ayudar a tener una mejor comprensión de nuestros pensamientos.
La identificación
La identificación es como el huevo batido que mezclamos con bastoncitos de papas para obtener una tortilla. El huevo batido, lo que hace es unir las pedazos de papa hasta que se conviertan en una tortilla.
La identificación, sería como un pegamento que se puede adherir a lo que sea. Por eso, cuando creemos en algo, la identificación comenzó a producirse.
Hay personas que se identifican con su cuadro de fútbol, ideas políticas, religiosas, de género u otras. Cuanto más identificados estamos, más ceguera tendremos y muy poca reflexión.
Todo lo que pensamos son sólo pensamientos
Es necesario tener muy presente que todo lo que pensamos acerca de lo que sea, no son más que pensamientos. Sin embargo, mucho de nosotros le da al pensamiento estatuto de verdad. Esto nos puede conducir en la mayoría de los casos a sufrir innecesariamente. Sufrimos inútilmente, por darle valor de verdad a aquellos que pensamos.
Coágulos de palabras
Cuando hablamos de coágulos de palabras, me estoy refiriendo al engrudo o pegamento entre las palabras. Esto significa, que no dejamos que las palabras puedan circular o fluir libremente.
La consecuencia directa del apelotonamiento de las palabras, es la de generarnos un sufrimiento inútil. Este se produce, debido a que le hemos dados a las palabras mucho poder. Y por supuesto, que la palabra cura y también enferma. Todo va a depender de cómo la usemos.
Les dejo un poema que escribí hace muchos años. Lo titulé: La palabra
La espada que yo enterré furiosa se rebeló, diciéndome con su ser, pues sola me valgo yo. Es algo para analizar, lo merece la ocasión, que filo tan poderoso, destruye al mismo dragón. Que peligrosa que es, el daño que nos produce, aunque cura las heridas, depende de como la use. La palabra es sufrimiento, conflicto y esclavitud, pero muchas otras veces, es amor y gratitud. |