En este artículo hablaremos sobre la soledad durante la cuarentena y daremos algunas sugerencias.
De acuerdo a las medidas de prevención ante el COVID-19, el gobierno decretó la cuarentena o confinamiento obligatorio. Esto ha conducido a que muchos individuos tengan que permanecer solos y no por decisión personal.
No es lo mismo buscar estar sólo para estar más creativo, poder reflexionar con mayor claridad, investigar en nuestro conocimiento interior, o simplemente porque nos guste estar con nosotros mismos, a que no conduzcan a estar solos por una cuarentena o confinamiento obligatorio.
Es bien sabido que a esas personas que no han querido estar solas pero tienen que pasar esta cuarentena en soledad, se les hace muy difícil poder afrontarla.
Síntomas de la soledad durante la cuarentena
La apatía:
El individuo empieza a sentir una especie de desinterés o desmotivación. Es como si no tuviera ganas de comenzar su día. Podríamos decir que nada le llama la atención y todo le diera lo mismo.
Angustia:
La angustia suele sentirse en el centro del pecho o plexo solar y/o en la garganta. A diferencia del miedo, no sabe porque está así. Siente que se le oprime el pecho o la garganta y que nada puede hacer al respecto.
Podríamos decir, que manifiesta en el cuerpo o en lo somático, lo que le está sucediendo.
Miedo:
A diferencia de la angustia, en el miedo hay un predominio de ideas e imágenes que se caracterizan por ser muy tóxicas o catastróficas.
La soledad, es un buen caldo de cultivo para el agigantamiento e intensificación de los miedos, que por lo general tienden a inmovilizarlo. Muchas veces prefiere no hacer, antes de sentir la intensidad del miedo.
Incremento de los niveles de estrés:
Es posible que se produzca un incremento del nivel estrés o Síndrome General de Adaptación. En la primera etapa del estrés, el organismo trata de responder de la mejor manera posible y el individuo lo siente como una especie de alarma.
Si el nivel de estrés sigue incrementándose, poco a poco el organismo empieza a sentirse cada vez más afectado y puede llegar a sucumbir.
La ira:
La ira es una emoción que puede emerger durante la soledad en cuarentena, con mucha facilidad.
Cualquier pequeño inconveniente que se produzca dentro de su hogar saca a relucir la ira y por supuesto el malhumor. Se siente por momentos que todo lo molesta.
No importa si es una silla mal acomodada, la ropa sin lavar, la bocina de un coche o el ruido de un tren.
La tristeza:
El sentimiento de tristeza suele hacerse carne y empieza a ver la vida de una forma lúgubre y agorera. En estos momentos pueden invadirlo pensamientos de tipo catastróficos y autodestructivos.
Todos los síntomas señalados con antelación, pueden afectar muchísimo a un individuo. Por eso, voy a darles una serie de sugerencias que van a permitir afrontar la soledad durante esta cuarentena.
Véase también: La verdadera aceptación nos conduce a la paz
Sugerencias para afrontar la soledad durante la cuarentena
Plan de acción | La puesta en marcha se produce cuando nos levantamos a la mañana. Es importante tener un plan de acción a seguir, ni bien nos levantamos. Es como darle al capitán de un barco el puerto hacia donde debe dirigirse. |
Permanecer activo: | Ponerse a resolver cosas pendientes, puede ser de gran ayuda. Seguramente que hay cosas de las casa para limpiar, ordenar y que pueden ser solucionadas. Por ejemplo, el baño que necesita estar bien limpio, la ropa que hay para lavar, etc. Es fundamental que la mente pueda permanecer ocupada con alguna actividad o tarea que esté pendiente o que necesitamos hacer. |
Comunicarse | Es muy cierto que se han restringido al máximo el contacto físico con las personas, pero gracias a todos los medios de comunicación, podemos mantenernos en permanente contacto con nuestros seres queridos. Si estás con el ánimo caído o triste, podes llamar a algún amigo, familiar o alguien que sea muy importante emocionalmente. |
Alimentarse y descansar | Hipócrates decía: “Que tu alimento sea tu medicamento”. Es muy necesario estar muy bien alimentado para tener las energías suficientes al comenzar nuestra jornada diaria. También es fundamental poder descansar el tiempo que nuestro cuerpo pida. Tanto lo que comemos como lo que descansamos, nos van a dar el combustible de vida cotidiano para afrontar nuestro plan de acción. |
Hacer actividad física | Podemos hacer alguna actividad física en la casa, de acuerdo a nuestras posibilidades. Si manejamos internet, podremos ir a YouTube, donde existen tutoriales para hacer gimnasia en nuestra casa y que son muy fáciles de hacer. Al sentirnos bien físicamente, nos sentiremos mucho mejor emocionalmente. |
Reflexiona con esta historia: EL REY CICLOTÍMICO
Esto también pasará: Les voy a contar una historia titulada: EL REY CICLOTÍMICO que la tomé del libro “Dejame que te cuente” de Jorge Bucay.
Había una vez un rey muy poderoso que reinaba un país muy lejano. Era un buen rey. Pero el monarca tenía un problema: era un rey con dos personalidades.
Había días en que se levantaba exultante, eufórico, feliz. Ya desde la mañana, esos días aparecían como maravillosos. Los jardines de su palacio le parecían más bellos. Sus sirvientes, por algún extraño fenómeno, eran amables y eficientes esas mañanas.
En el desayuno confirmaba que se fabricaban en su reino las mejores harinas y se cosechaban los mejores frutos.
Esos eran días en que el rey rebajaba los impuestos, repartía riquezas, concedía favores y legislaba por la paz y por el bienestar de los ancianos. Durante esos días, el rey accedía a todos los pedidos de sus súbditos y amigos.
Sin embargo, había también otros días. Eran días negros. Desde la mañana se daba cuenta de que hubiera preferido dormir un rato más. Pero cuando lo notaba ya era tarde y el sueño lo había abandonado.
Por mucho esfuerzo que hacía, no podía comprender por qué sus sirvientes estaban de tan mal humor y ni siquiera lo atendían bien. El sol le molestaba aún más que las lluvias. La comida estaba tibia y el café demasiado frío.
La idea de recibir gente en su despacho le aumentaba su dolor de cabeza.
Durante esos días, el rey pensaba en los compromisos contraídos en otros
tiempos y se asustaba pensando en cómo cumplirlos.
Esos eran los días en que el rey aumentaba los impuestos, incautaba tierras, apresaba opositores… Temeroso del futuro y del presente, perseguido por los errores del pasado, en esos días legislaba contra su pueblo y su palabra más usada era NO.
Consciente de los problemas que estos cambios de humor le ocasionaban, el rey convocó a todos los sabios, magos y asesores de su reino a una reunión.
Señores –les dijo— todos ustedes saben acerca de mis variaciones de ánimo. Todos se han beneficiado de mis euforias y han padecido mis enojos. Pero el que más padece soy yo mismo, que cada día estoy deshaciendo lo que hice en otro tiempo, cuando veía las cosas de otra manera.
Necesito de ustedes, señores, que trabajéis juntos para conseguir el remedio, sea brebaje o conjuro que me impida ser tan absurdamente optimista como para no ver los hechos y tan ridículamente pesimista como para oprimir y dañar a los que quiero.
Los sabios aceptaron el reto y durante semanas trabajaron en el problema del rey. Sin embargo todas las alquimias, todos los hechizos y todas las hierbas no consiguieron encontrar la respuesta al asunto planteado.
Entonces se presentaron ante el rey y le contaron su fracaso … Esa noche el rey lloró. A la mañana siguiente, un extraño visitante le pidió audiencia. Era un misterioso hombre de tez oscura y raída túnica que alguna vez había sido blanca.
—Majestad –dijo el hombre con una reverencia— del lugar de donde vengo se habla de vuestros males y de vuestro dolor. He venido a traeros el remedio. Y bajando la cabeza, acercó al rey una cajita de cuero.
El rey, entre sorprendido y esperanzado, la abrió y buscó dentro de la caja. Lo único que había era un anillo plateado.
—Gracias –dijo el rey entusiasmado— ¿es un anillo mágico?
—Ciertamente lo es –respondió el viajero—, pero su magia no actúa sólo por llevarlo en el dedo… Todas las mañanas, apenas os levanteis, deberéis leer la inscripción que tiene el anillo. Y recordar esas palabras cada vez que veais el anillo en vuestro dedo.